(Publicado originalmente el 20 de junio de 2008)
Cada dos años por primavera, unos de 2.500 personajes fantásticos, con coloridos atavíos y ritmos multiculturales, invaden el centro de Bruselas procedentes de los distintos municipios que forman la capital belga. Es el gran desfile de la Zinneke, el símbolo de la diversidad multicultural de Bruselas, donde alrededor del 30% de sus habitantes son extranjeros. La Zinneke es la expresión de la creación artística de los ciudadanos de a pié de la capital europea, que proclaman así su orgullo de convivir y formar parte de una mezcla culturas y raíces en el inicio de este siglo XXI plagado precisamente de tensiones raciales y de un creciente miedo al extranjero, al inmigrante, al diferente.
Es una Bruselas distinta, bulliciosa y alegre que se apodera de la calle, lejos del aburrido ritmo de la burocracia comunitaria y de las crecientes luchas fratricidas de las dos comunidades lingüísticas belgas. Nacionales y extranjeros; europeos, asiáticos, africanos y latinoamericanos; todos juntos, al son de ritmos fusionados, crean nuevos mundos, inventan leyendas, revitalizan la ciudad.
Esta monumental exhibición callejera, que recurre a las mitologías antiguas o futuristas para resaltar los retos del presente, nació en el año 2000, en el marco de las actividades de Bruselas como capital cultural europea. El objetivo inicial era mostrar la gran riqueza multicultural de las diferentes zonas que forman la capital belga y superar las barreras que están fragmentando la región.
El éxito de la iniciativa fue tal, que la experiencia se ha repetido cada dos años, con una participación cada vez mayor. El pasado 31 de mayo, la quinta y más fastuosa Zinneke recorrió el centro de Bruselas. Hasta la lluvia se alejó en ese momento de la capital para no estropear la brillante fantasía multicolor de los entusiastas “zinnekes”.
El nombre Zinneke procede del dialecto bruselense para designar el pequeño Senne, el brazo del río que rodeaba antaño la capital para evitar las inundaciones. La palabra también se utilizaba para denominar a los perros vagabundos que frecuentemente acaban su vida a orillas del río. Por extensión, la palabra ha acabado designando también a quien tiene orígenes múltiples.
Las tres horas que dura el desfile son el fruto de dos años de minuciosa preparación, en la que participan más de 175 asociaciones y unas 2.500 personas de los distintos municipios de la capital belga. Encuadrados en unos 130 talleres e instruidos por cerca de 200 artistas profesionales (músicos, actores, diseñadores y coreógrafos), los “zinnekes” organizaron este año 23 cortejos distintos, denominados “zinnodes”. Cada uno de ellos explicó con música, cantos, disfraces y danzas una historia alrededor del tema del agua, que fue el hilo conductor escogido para la Zinneke 2008.
Con una mentalidad ecológica y una invitación al reciclaje, la mayoría de los decorados y los disfraces se realizaron con material de recuperación: viejos vestidos, envases de plástico, trozos de tela, paneles, material de fontanería y mimbres. La paciente labor de los “zinnekes” transformó, por ejemplo, un antiguo bidón de plástico en un formidable un casco de escafandra, mientras que viejos tubos resucitaron como herramientas futuristas.
El cortejo de la Anadipsie representó a los refugiados climáticos condenados a errar tras la muerte de sus ríos tras haber destruido su antigua abundancia acuífera. El Convoy de la Última Gota o el futurista Baxter Dream también hicieron referencia a la penuria de agua y a catástrofes venideras, mientras que Aqua Topia explicó la historia de la más bella sirena del mundo que se había deformado al verse obligada a alimentarse con los desechos contaminados que los seres humanos arrojan al mar.
Los espectadores pudieron contemplar también la titánica lucha contra el monstruo Asfaltor, que oscurece la ciudad con cemento y asfalto, y el combate contra el Gran Contaminador que trata de hundir la conciencia ecológica de la población. Otros cortejos reinterpretaron los mitos nibelungos y el Lago de los Cisnes o recrearon figuras simbólicas, como el Mago del Agua, o cotidianas en otras latitudes, como el Porteador de Agua.
La Zinneke, sin distinciones de raza, sexo, creencia o color de piel, proclama en Bruselas la alegre e enriquecedora convivencia multicultural, lejos de los fanatismos crecientes de uno y otro signo que acechan a Europa y amenazan con destruir todo lo que ella significa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario