(Publicado originalmente el 5 de noviembre de 2008)
Casi nueve meses después de la proclamación unilateral de independencia de Kosovo, la antigua región serbia continúa siendo un paraíso para el crimen organizado y el tráfico de mujeres destinadas a la explotación sexual. Y todo ocurre delante de las fuerzas de paz de la OTAN (Kfor) y de la misión policial y judicial de la Unión Europea (UE) y de la ONU.
Hashim Thaçi |
Si la OTAN y la ONU nunca prestaron especial atención durante su tutela de Kosovo desde 1999 a los graves problemas de criminalidad organizada, la región, bajo su flamante gobierno independiente presidido por Hashim Thaçi, continúa siendo un peligroso agujero negro para Europa, enmascarado bajo una ficticia imagen de aparente seguridad.
El informe elaborado por el comisario europeo responsable de la Ampliación, el finlandés Olli Rehn, destaca que "Kosovo continúan siendo un área de origen, tránsito y destino de victimas del tráfico de seres humanos". Estas personas utilizadas "casi exclusivamente para la explotación sexual proceden mayoritariamente de Moldavia, Rusia y Ucrania", precisa el documento. "Un numero creciente de menores kosovares son captados entre las familias más vulnerables y desfavorecidas", añade el informe.
Kosovo, destaca en otro apartado el documento, constituye una pieza central del tráfico de heroína hacia la UE. La droga entra en el territorio a través de la frontera de Macedonia procedente de Turquía y continúa hacia Serbia, Hungría y Albania. "No hay ningún plan de acción, ni estrategia para combatir el narcotráfico", lamenta la Comisión Europea.
"Tampoco hay ningún plan ni estrategia para combatir el crimen organizado" y el "blanqueo de dinero constituye un problema gravísimo", prosigue el documento. "El crimen organizado es un problema muy grave que afecta al mismo estado de Derecho" y el Gobierno carece de la "determinación requerida" para luchar contra el mismo, subraya el informe.
Joven kosovar festejando la independencia |
La corrupción está tan generalizada que "socava el funcionamiento de las instituciones" y es uno de los principales problemas de Kosovo, destaca la Comisión Europea. Un análisis reciente ha mostrado que "desaparecen" del presupuesto público hasta 5 millones de euros por ministerio cada año.
El respeto en la práctica de los teóricos derechos y libertades fundamentales garantizados por la Constitución de Kosovo resulta asimismo muy problemático, en especial en protección de las minorías, libertad de expresión, prevención de la tortura y derechos de la mujer. El informe señala que los medios de comunicación están sometidos a "intimidación política" y que "los derechos de las mujeres son violados con frecuencia".
Ésta es la cruda y cruel realidad del nuevo estado independiente de los Balcanes, promovido por Estados Unidos y bendecido por la UE y la OTAN. Y no tiene nada que ver con la imagen romántica que pretende transmitir su presidente, Hashim Thaçi, de un pueblo que ha conquistado su libertad.
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