Como cada año, el 13 de octubre, al cumplirse el aniversario del fusilamiento en 1909 en Montjuich del pedagogo catalán Francisco Ferrer Guardia, se depositan ramos y coronas de flores ante la estatua erigida en Bruselas en homenaje al mártir de la libertad de pensamiento por parte de la escuela universitaria que lleva su nombre, de los alumnos de la vecina Universidad Libre de Bruselas (ULB) y de los círculos de libre pensamiento de la capital belga.
Monumento a Francisco Ferrer i Guardia |
Ferrer Guardia también recibe otro homenaje anual por parte de los alumnos de la ULB, coincidiendo con la celebración del aniversario de la fundación de la universidad laica de Bruselas, el 20 de noviembre. Un homenaje que ya se producía cuando la estatua se encontraba en el centro de la ciudad y no, como ahora, junto a los edificios universitarios.
La veneración y el respeto belga por la figura del insigne pedagogo racionalista, víctima de la represión y de un juicio sumarísimo del Gobierno autoritario de Antonio Maura, contrasta con el olvido general entre la población que padece en España y con la viva hostilidad contra él que aún muestran hoy en día las fuerzas conservadoras españolas y catalanas.
El simbolismo de la figura del fundador de la Escuela Moderna y su laicismo es tan relevante e incómodo para las fuerzas políticas conservadoras que un siglo después de su fusilamiento todavía intentan denigran su labor y su persona en España, como ocurrió con la serie de artículos y libros publicados coincidiendo con la celebración del centenario de la sublevación popular de Barcelona que se produjo en julio de 1909 contra las levas forzosas del ejército entre la clase trabajadora para obtener carne de cañón en la guerra colonial de Marruecos y que ha pasado a la historia como la Semana Trágica.
Su detención, juicio y fusilamiento por las autoridades, acusándolo falsamente de ser el instigador de la revuelta, despertó una ola general de indignación por toda Europa, con innumerables denuncias de intelectuales, protestas, manifestaciones, huelgas e incluso ataques a alguna sede diplomática.
A pesar de la activa oposición de las autoridades españolas, la capital belga erigió de inmediato por suscripción popular un monumento en su memoria, mientras que las fuerzas políticas conservadoras catalanas lograron retrasar hasta 1990 que Barcelona recordara al pedagogo con un monumento escondido en Montjuich, que es una réplica del erigido en Bruselas en 1911.
La estatua de Ferrer Guardia se encuentra desde 1984 en la avenida Franklin Roosevelt, mirando al edificio histórico de la Universidad Libre de Bruselas (ULB), a donde se trasladó coincidiendo con el 75 aniversario de su fusilamiento. El monumento es una figura humana levantando una antorcha hacia el cielo, que simboliza la llama de la libertad de pensamiento y la luz que aporta el conocimiento racional.
Detalle del alegato del capitán defensor en el juicio de 1909 |
En el pedestal, una inscripción recuerda su fusilamiento como "mártir de la libertad de conciencia". Más abajo se reproduce un párrafo de una de sus cartas: "La enseñanza racionalista puede y debe todo discutir, colocando a los niños en la vía simple y directa de la investigación personal".
En la parte posterior se reproducen unas frases del abogado militar defensor de Ferrer Guardia, el capitán Galcerán, en las que denunció el 9 de octubre de 1909 durante su alegato que el juicio “en ningún momento había buscado la verdad”.
Hasta principios de los años 60, los estudiantes de la ULB desfilaban el día del aniversario de la fundación de la universidad, ante la estatua de Ferrer Guardia en sus anteriores emplazamientos en la ciudad, como homenaje a quien simboliza "la defensa de la libertad intelectual". Las ceremonias han cambiado desde entonces, pero siempre finalizan con la colocación de flores al pie del monumento.
La estatua fue retirada de su emplazamiento original detrás de la plaza Sainte Catherine en 1915 por el ejército ocupante alemán, en un gesto hacia el Gobierno español y al rey Alfonso XIII, quien en 1912 rechazó visitar Bélgica debido a los homenajes al pedagogo.
Tras la Primera Guerra Mundial y pese a las nuevas maniobras de España contra el monumento, la estatua fue recolocada en 1919. No obstante, como concesión a las autoridades españolas, se suprimió el nombre Francisco Ferrer Guardia y la placa denunciando el falso juicio que lo condenó, transformándose en un homenaje a la libertad de conciencia.
La estatua no recuperó el nombre del pedagogo hasta después de la caída de la monarquía española en 1931. En la impresionante ceremonia de traslado de la estatua frente a la ULB en 1984, el rector lamentó que no asistiera a la misma ningún representante de la España democrática, a pesar de que en esa época el PSOE gobernaba con mayoría absoluta. La tragedia de Ferrer Guardia es que la derecha y el oscurantismo lo mantienen como un personaje maldito en su propio país, mientras es venerado en Europa, con calles a su nombre, por ejemplo, en unas 60 ciudades francesas.
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