El miedo nos hace sacrificar derechos y libertades


(Publicada originalmente el 6 de julio de 2008)

El miedo nos hace olvidar quiénes somos, nuestros valores europeos, los derechos y libertades tan duramente conquistados a lo largo de los siglos. Los gobernantes occidentales atizan el miedo al terrorismo para justificar el severo recorte de las libertades y de los derechos de los ciudadanos que padecen Europa y Estados Unidos. El mismo miedo empuja a los ciudadanos a aceptar apenas sin rechistar esos recortes de sus derechos y libertades, cuando hace tan sólo una década se habrían opuesto a ellos con la máxima firmeza.

Los gobernantes de nuestras democracias occidentales están sintiendo una peligrosa atracción cada vez más fuerte por la pesadilla orwelliana del "Gran Hermano" y multiplican el control de la vida privada de los ciudadanos, sin que esté demostrado que esa pérdida de libertades haya implicado una mejora significativa en la seguridad o que esos mismos resultados no podrían alcanzarse por otros medios.

Las medidas que están adoptando los gobiernos occidentales son tan graves que hace una década ellos mismos habrían denunciado como régimen totalitario a los países que en ese momento se hubieran atrevido a ponerlas en práctica. Pero los tiempos han cambiado. El terrorismo se ha convertido en la gran excusa para justificar lo injustificable, para apaciguar las conciencias y amordazar las críticas.

El Parlamento británico, a instancias del Gobierno laborista, aprobó el 11 de junio ampliar hasta 42 días la posibilidad de detención de los sospechosos sin que se les formulen cargos o acusación alguna. Ésta es la última de una serie de medidas restrictivas adoptadas por Gran Bretaña bajo el amparo del miedo al terrorismo. Londres, antaño paradigma de la libertad personal, se ha convertido en una ciudad donde sus ciudadanos son filmados por cámaras de seguridad unas 300 veces al día. Pero que nadie piense que ese es un rasgo exclusivo de Gran Bretaña, las cámaras que vigilan al ciudadano proliferan como setas en la UE.

Suecia, otra antigua abanderada de las libertades, acaba de aprobar en junio una ley que permite a los servicios secretos rastrear todas las llamadas telefónicas, correos electrónicos y faxes enviados al extranjero sin orden judicial. Como técnicamente es imposible diferenciar entre el tráfico doméstico e internacional de e-mails, ni siquiera está claro que el espionaje se limite al correo electrónico internacional.

El Gobierno alemán también acaba de enviar un proyecto de ley al Parlamento que permite espiar on-line los ordenadores personales de los sospechosos mediante la  infección de los mismos con programas espía e instalar minicámaras en sus domicilios. Por imposición del Tribunal Constitucional, el Ministerio del Interior ha aceptado a regañadientes que el espionaje de los ordenadores requiera una orden judicial.

España y los demás países europeos pactaron en el 2005 controlar la identidad de todas las personas que realizaban llamadas telefónicas (fijos, móviles e incluso a través de Internet) y de sus destinatarios y de todas las personas que se conectaban a Internet y que enviaban correos electrónicos, así como la duración de esas conversaciones y conexiones a Internet. España completó el año pasado la transposición a la legislación nacional de esa polémica directiva europea.

Los gobiernos europeos, por otra parte, permiten la entrega a la Administración norteamericana de todos los datos personales (incluido el número de la tarjeta de crédito y del correo electrónico) de los ciudadanos europeos que viajan a EEUU, donde son almacenados y utilizados sin control efectivo ninguno, en una clara violación de las leyes europeas de protección de los datos personales.

La Comisión Europea, como alumno aventajado de EEUU, está impulsando ahora que la UE adopte una medida similar para retener los datos personales de los pasajeros aéreos que entren o salgan del territorio comunitario. 

Los gobiernos europeos también permiten a la Administración norteamericana espiar impunemente todos los datos de las transacciones financieras mundiales, incluidas las de los ciudadanos europeos, que se realizan a través de la Society for Worldwide Interbank Financial Telecomunication (SWIFT), instalada en Bélgica. Esto supone una nueva violación de la legislación europea sobre protección de datos.

Los gobiernos europeos asimismo prefirieron mirar hacia otro lado y cerrar los ojos ante el trasiego de vuelos secretos de la CIA en Europa, el secuestro de ciudadanos y el traslado de personas detenidas ilegalmente hacia lugares donde podían ser torturadas.

A pesar de la investigación realizada por el Consejo de Europa y el Parlamento Europeo y las promesas de los gobiernos de que no volvería a ocurrir, el 22 de junio del 2007 un nuevo avión de la CIA con destino a Guantánamo hizo escala en la base de Rota (Cádiz), según los datos oficiales del control aéreo portugués. Los gobiernos de la UE tampoco han querido investigar nunca los datos disponibles sobre las cárceles secretas que la CIA mantuvo en Polonia y Rumania hasta que estalló el escándalo.

Y que decir de EEUU, donde la Administración del presidente Georges Bush apoya y ampara la tortura a los detenidos para obtener información y donde la legislación especial antiterrorista permite la detención indefinida, el espionaje telefónico generalizado y hasta el control de los libros que se consultan en las bibliotecas.

Por no hablar de los arbitrarios controles en los aeropuertos y de la absurda prohibición de subir líquidos, cremas y gels en los aviones, impuesta por la Comisión Europea y el Gobierno británico a los demás países europeos en base a una supuesta conspiración veraniega de explosivos líquidos de la que nunca más se supo y cuyos presuntos conspiradores aún no han sido llevados a juicio tres años después de su detención.

Estados Unidos ya prepara nuevas restricciones para viajar a su territorio. A partir de enero será necesario obtener antes una autorización electrónica de viaje para poder embarcar en un avión o en un barco con destino a EEUU. Esta autorización deberá solicitarse como mínimo 72 horas antes del vuelo y se convertirá en la práctica en un visado camuflado que se impondrá a España y los otros países europeos cuyos ciudadanos no requerían visado para entrar en el país de visita.

La Comisión Europea, siempre atenta a las medidas de control ciudadanas norteamericanas, está dispuesta a seguir el ejemplo y propone también que la UE introduzca una exigencia similar para los viajeros que no requieran visado de entrar en los países europeos.

Poco a poco la pesadilla de George Orwell se está haciendo realidad a nuestro alrededor, por el miedo. 

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