La Comisión Europea quiere ‘desnudar’ a los viajeros


(Publicado originalmente el 23 de octubre de 2008)

La Comisión Europea, una vez más, intenta utilizar el oscuro procedimiento de la comitología para hacer aprobar de forma clandestina nuevas medidas que comprometen gravemente los derechos fundamentales de los ciudadanos europeos. Los comisarios de Transportes y de Justicia e Interior, los conservadores Antonio Tajani y Jacques Barrot, pretenden aprobar a través de los comités técnicos del Consejo de Ministros de la UE el uso generalizado en los aeropuertos de los polémicos escáneres que desnudan al pasajero.


La utilización por parte del Ejecutivo comunitario de un procedimiento reservado a meras normativas técnicas busca, una vez más, escamotear al debate público la adopción de medidas controvertidas por el temor o la convicción de que la propuesta no se aprobaría si se tramitara con un procedimiento normal de debate público en el Consejo de Ministros de la UE y en el Parlamento Europeo.


Escáner corporal que desnuda al viajero
Mientras los representantes de los 27 estados de la UE en los comités técnicos no han planteado mayores objeciones a la aprobación del uso generalizado de los escáneres que desnudan a los pasajeros, el Parlamento Europeo decidió hoy expresar pública y firmemente su rechazo a semejante abuso hacia la integridad de las personas. La resolución, pese al intento del grupo popular europeo de aplazar la votación, fue aprobada de forma contundente por 361 votos a favor, 16 en contra y 181 abstenciones.


La Comisión Europea pretendía además aprobar de forma acelerada los nuevos escáneres sin haber realizado ningún estudio científico y médico sobre los riesgos que puede implicar para la salud de los pasajeros su sometimiento reiterado a ese tipo de radiaciones. Y ni siquiera se había planteado el impacto que podría tener la decisión sobre los derechos de los ciudadanos y la dignidad de las personas.


La Comisión Europea, obsesionada por multiplicar sin fin las medidas de control y vigilancia a los ciudadanos con la gastada excusa de la amenaza terrorista, justifica el polémico escáner con el argumento de que permite detectar las armas ocultas bajo los vestidos y de que evitará las colas y los cacheos manuales en los controles de los aeropuertos.


Si los actuales arcos de control en los aeropuertos detectan piezas metálicas tan minúsculas como los aros de los sujetadores o los piercings de las jovencitas, resulta impensable que alguien logre escamotear un arma a ese detector de metales, por más escondida que esté bajo la ropa. Y además no consta que nadie haya conseguido en un aeropuerto europeo introducir un arma en un avión escondida bajo su ropa, porque esos arcos funcionan y ofrecen suficiente protección y seguridad.


Respecto a las colas, es previsible que esas sean aún más largas en los escáneres corporales, porque requieren más tiempo para efectuar el control del pasajero que su paso a través de los actuales arcos de control de metales.


Plantear como justificación del nuevo escáner que será más cómodo que el cacheo manual implica partir de una mentalidad policíaca peligrosa de que los cacheos manuales de los pasajeros deben constituir la norma, cuando en realidad deben ser sólo la excepción si aún pretendemos vivir en una democracia.


Una vez más, ha tenido que ser el Parlamento Europeo quien saliera en defensa de los derechos de los ciudadanos. Ahora habrá que esperar a ver si los gobiernos de los Veintisiete dejan de seguir dócilmente las propuestas policiales de la Comisión Europea y no ocurre como con la absurda prohibición de los líquidos en los aviones, fruto de un supuesto complot con explosivos líquidos al que los tribunales británicos no dieron ninguna credibilidad. 

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